Por: Daniela Valderrama Pulido
La Sala de lectura “La Vorágine” surge como respuesta a una necesidad identificada: la fomentación de un espacio propicio para la literatura, los conversatorios, las presentaciones de libros y los clubes de lectura, en la Universidad Surcolombiana.
Valentina Pobre y Luz Adriana Farfán son dos jóvenes estudiantes, pasantes en la Biblioteca Central de la Universidad Surcolombiana y próximas licenciadas en Literatura y Lengua Castellana. Como proyecto de pasantía, y en busca de generar un espacio de lectura ameno para los estudiantes, desarrollaron un plan que así lo permitiera.
Durante seis meses Pobre y Farfán se dedicaron no solo a desarrollar actividades en pro de la idea, como el club de lectura, las presentaciones de libros y algunos eventos, sino también a realizar las gestiones necesarias para adecuar el 4 piso de la Biblioteca Central. El día de ayer, 21 de septiembre, se dio la inauguración de la sala, sin embargo, la planeación del cierre del evento les tomó alrededor de un mes: invitados, recitales, libreros, concursos, conversatorios y demás. Esto con el objetivo de dar punto final a su proceso y dejar un legado.
La Sala de lectura “La Vorágine” está ubicada en el 4 piso de la Biblioteca Central de la Universidad Surcolombiana. Es un espacio creado para la comunidad universitaria y su principal objetivo es ser y brindar un lugar ameno para la lectura o realización de trabajos. La propuesta, el nombre de la sala y su objetivo, fue liderada por las estudiantes y se desarrolló en el marco de la conmemoración del centenario de la obra La Vorágine, de José Eustasio Rivera, que tendrá lugar el próximo año. Por consiguiente, parte de las actividades se llevaron a cabo alrededor de la promoción de la lectura y de la vida y obra del escritor huilense.
En palabras de Valentina Pobre: “Nosotras desarrollamos el papel de gestoras culturales y literarias, es un legado que dejamos como estudiantes, esperamos que se conserve. Por lo tanto, la sala de lectura “La Vorágine” está pensada para que sea un lugar silencioso, agradable y dispuesto para leer, estudiar o concentrarse en cualquier momento. La idea es que se respete, poder concebir este espacio de la biblioteca como un lugar de lectura y concentración, lo ideal sería reducir el ruido, la música, no traer comida o interferencias que puedan interrumpir la tranquilidad del espacio”.
